Me cuelo a lo ajeno a tu par de labios
que se entregan a los míos.
Tu rostro
que se enciende
en la chimenea.
Nuestros cuerpos, que se enredan
en las sabanas.
La taza la llenamos
todas los días
cuando te acercas
Me cuelo a tu cuerpo
en las noches
a ese par de paredes
que pintamos
callados